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WMC Especiales

Hablemos de Finanzas.

RELACIÓN RIESGO/RENDIMIENTO

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Gráfica que ilustra el comportamiento de la relación de riesgo probable (eje horizontal) vs. rendimiento esperado (eje vertical), al variar la composición de bonos y acciones en un portafolio de inversión; Credito:Young Research and Publishing Inc.

Un inversionista decidido a buscar un manejo profesional de sus fondos, colocará  la toma  de decisiones  de inversión en manos de un especialista. Determinar quién es el gestor de fondos más adecuado para llevar su portafolio de inversiones, no es una tarea sencilla. Después de todo,  esta persona manejará su capital y esto requiere no solo de un análisis exhaustivo sino también de un voto de confianza.

Usualmente, el inversionista tiene una serie de preguntas pre determinadas. ¿Cuánto ha sido su rendimiento?, ¿Cuánto cuesta este servicio?; son las inquietudes más frecuentes. Por supuesto que ambas respuestas son muy importantes, y el inversionista casi siempre se basará en estos datos para tomar su decisión. Sin embargo, hay datos complementarios de mucha relevancia, que le permitirán llegar a una conclusión más educada. 

El rendimiento de un portafolio es producto de distintas variables: la composición en diferentes tipos de activos, la pericia del gestor para escoger los nombres que la integrarán, y el momento adecuado para realizar la transacción. Teniendo esto en cuenta, se puede preguntar al gestor ¿Cuál el rendimiento de la cartera que usted maneja? Pero adicionalmente es aún más importante preguntarle, ¿Qué riesgo corre su portafolio?, y de esta manera se puede tener en cuenta la relación riesgo/rendimiento. También resulta muy importante saber qué experiencia tiene el gestor en épocas de crisis, teniendo en cuenta que en mercados alcistas muchos parecen ser buenos inversionistas, pero es en los momentos en los que el mercado se encuentra en estrés, que se sabe realmente quien tomó las mejores decisiones. 

La gestión pasiva implica la inversión con el objetivo de igualar el desempeño de un índice construyendo un portafolio con prácticamente los mismos componentes de dicho índice, o simplemente comprando el respectivo ETF. El inversionista pasivo busca generar un rendimiento similar al de un índice como por ejemplo el S&P500. La gestión activa, en cambio, requiere un mayor grado de habilidad por parte del gestor, y en líneas generales busca lograr mayor rentabilidad corriendo el menor riesgo posible.  Dependiendo del objetivo del inversionista, este debe escoger entre un gestor que tenga una estrategia de gestión pasiva o activa. 

Partiendo del objetivo del inversionista, se debe definir el grado de riesgo que se va a tomar para alcanzarlo. Una unidad de riesgo muy utilizada es la desviación estándar (σ) del rendimiento de la cartera de inversión, cuya fórmula matemática es la raíz cuadrada de la varianza. Básicamente, la desviación estándar muestra la media de rendimiento del portafolio (0) y el rango de rendimiento que tendría el 68,2% de las veces. Véase gráfico 2.

Gráfico 2: curva normal donde se muestran las desviaciones estándar del rendimiento del portafolio.

Gráfico 2: curva normal donde se muestran las desviaciones estándar del rendimiento del portafolio.

Un error común es pensar que un portafolio compuesto de bonos es menos riesgoso que uno de acciones. Bonos como los de PDVSA otorgaban altos rendimientos pero con mucho riesgo, tanto así que cayeron en default. 

Para ilustrar lo anteriormente explicado, se analiza el siguiente caso: un gestor cuyo portafolio rinda 40% al año debe indicar que riesgo corre. Adicionalmente debe ser comparado con el desempeño de un benchmark (portafolio con similares características), y de esta forma se tendrán más las herramientas para determinar si se cumple con las expectativas de la relación riesgo/rendimiento del inversionista