LOS BONOS DURANTE EL AÑO 2020
En un año en el que el mundo se paralizó debido a la pandemia, la intervención en los mercados financieros por parte de los Bancos Centrales fue clave para evitar el colapso de la economía.
Desde el inicio de las políticas de restricción de movilidad y cierres de actividades comerciales, el mercado se conmocionó, con una gran cantidad de inversionistas buscando refugio ante lo que parecía ser el fin del mundo. Los Bonos del Tesoro y el Yen Japonés, son siempre protagonistas en un tsunami económico de este tipo debido a ser considerado como el refugio por excelencia. El temor provocó un desplome del sistema, con todos los activos financieros cayendo, desde acciones, los bonos, los commodities, e inclusive, el oro.
La Reserva Federal (FED) reaccionó bajando las tasas de interés a 0% y empezó una agresiva política de inyección de liquidez a través de la compra de bonos en el mercado secundario. Sin embargo, esto no evitó que muchas empresas no pudieran cumplir con el pago de sus obligaciones, pues su flujo de caja se vio muy comprometido a partir de mediados del primer trimestre del año. El siguiente gráfico, muestra el desempeño del índice de las compañías con más de $50 millones en deuda, que se declararon en bancarrota. Durante la pandemia, este índice estuvo en su punto más alto desde la crisis financiera del año 2009.
Este año, el rendimiento del ETF JNK compuesto por bonos High Yield o con rating por debajo de “grado de inversión” (rating S&P por debajo de BBB-) ha tenido un rendimiento de 3,47% en el año (incluido dividendos), con una desviación estándar de 12,94 anual desde el año 2000 (todas las desviaciones estándar en este boletín corresponden a ese mismo lapso). Por su parte, el ETF LQD compuesto por bonos únicamente con rating de “grado de inversión” (rating S&P por encima de BB+), ha tenido un rendimiento de 10,45% en el año (incluido dividendos) con una desviación estándar de 5,13.
Esto demuestra que los bonos grado de inversión han sido una mejor opción que los bonos High Yield, no solo porque han otorgado un mayor rendimiento sino porque lo han hecho con un menor riesgo. Las compañías cuyos bonos son calificados como de grado de inversión, son las que pueden demostrar un flujo de caja relativamente sólido que les permitirá cumplir con todas sus obligaciones. Por lo tanto, estas compañías son menos propensas a declararse en bancarrota o default.
Por otra parte, muchos inversionistas decidieron tomar mayores riesgos este año, al ver que los Bancos Centrales estaban apoyando la economía, y resolvieron rebalancear sus portafolios comprando acciones. El S&P500 ha tenido un rendimiento en el año de 14,18% y el NASDAQ de 38,10% (varias veces sus medias anuales), con desviaciones estándar de 17,61 y 25,72 respectivamente