Entre el universo de términos financieros, existe un concepto que apasiona y atemoriza a muchos inversionistas. Cuando una gran masa de capital se invierte sobre un activo, sector, o mercado, y las valoraciones empiezan a perder lógica, se habla de una burbuja. El elemento en cuestión incrementa su precio rápidamente al punto en el que muchos lo compran para no quedarse afuera de lo que aparenta ser una ganancia fácil. Finalmente el apetito por el activo se acaba,  haciendo estallar la burbuja. 

“La teoría de la burbuja es una hipótesis financiera informal la cual presume que cuando el precio de un activo sube rápidamente, los inversionistas empiezan a comprar a un precio que no es racional.” Investopedia.

 En la historia hay muchos ejemplos de burbujas financieras. En el siguiente gráfico veremos las más destacadas de los últimos 40 años. En muchas ocasiones, las consecuencias de la explosión de una burbuja es una recesión en la economía. La explosión de la burbuja .com en el año 2001 y de la burbuja inmobiliaria en el 2008 causaron las últimas dos recesiones en los Estados Unidos. Más recientemente, la explosión de los precios del Bitcoin que lo llevaron de cotizar de $1200 a inicios del 2017 a $19100 a finales de ese mismo año para luego cotizar a $3100 a finales del 2018. . 

 En la línea roja se muestra la cotización de las acciones de compañías tecnológicas llamadas disruptors. Estas son empresas que innovan para remplazar sistemas de actividades habituales con nuevos elementos abrumadoramente mejores. Sistemas de compras online, aplicaciones, softwares, hardware, blockchain, entre otras innovaciones son considerados disruptors. 

Estas tecnologías han disparado la cotización del índice NASDAQ un +500% desde el año 2009, es decir, +17,4% anual. Caso a caso debe analizase la valoración de estas compañías y definir si el valor actual corresponde a expectativas reales o si se trata de una burbuja financiera.